sábado, 2 de diciembre de 2017

POR EL VALLE SAGRADO DE LOS INCAS

En este sábado cusqueño (aquí llaman Cusco a su ciudad) nos vamos a dirigir al Valle Sagrado de los Incas, situado a poco más de una hora.
Ese será el punto culminante del día pero antes habrá otras cosas. La primera parada será en el pueblo de Chinchero, a ver un lugar donde trabajan varias familias en régimen de cooperativa. 
Nada más llegar nos invitan a una infusión de mate de muña.


Aquí también trabajan la alpaca, tejiendo muy diversos tipos de prendas. Como muestra de su labor nos enseñan cómo lavan la alpaca y cómo consiguen los diferentes colores con distintas hierbas. También tocan la joyería, sobre todo en plata.
Continuamos camino ascendente (cómo no) para llegar hasta una salina, mina privada a cielo abierto donde trabajan centenares de familias, extrayendo tan preciado condimento que se destina exclusivamente a la exportación.


Lo que se percibe a nuestras espaldas son las más de 5.000 parcelas, establecidas también en terrazas y de cada una de las cuales se extraen unos 160 kilos mensuales de una sal de alta calidad, al parecer muy apreciada en todo el mundo.
Aunque parezca mentira encontrar algo así a más de 3.000 metros de altitud, nos explican que todo procede de un manantial que fluye de la montaña y que los incas empezaron a explotar hace centenares de años.
Nos dirigimos a continuación hacia el enclave de Moray, donde observamos las enormes terrazas circulares y semicirculares que los incas utilizaban a modo de laboratorio agrícola para experimentar y comprobar la viabilidad o no de determinados cultivos.


Situadas en lugar estratégico, por los vientos dominantes, la incidencia del sol, la afluencia de agua, etc. les servían para hacer diversas pruebas a diferentes alturas y diferentes temperaturas. Entre la parte más baja y la más alta podía haber un desnivel de unos 30 metros y una diferencia de temperatura de 15 grados centígrados. No dejamos de sorprendernos.
Continuamos viaje por un camino de tierra que da vértigo para seguir ascendiendo hasta alcanzar el mirador desde el que podremos contemplar en todo su esplendor el Valle Sagrado de los Incas.


La verdad es que el panorama corta la respiración (por si no la tenemos ya suficientemente agitada). Es impresionante el verdor que lo domina todo y la majestuosidad de estas montañas pertenecientes a la Cordillera Andina.
Iniciamos el no menos vertiginoso descenso por este tortuoso y estrecho camino de tierra en el que cuando aparece otro vehículo en sentido contrario las pasamos canutas. Eso sí, continuamos contemplando un paisaje increíble.
Respiramos aliviados cuando retornamos al asfalto (por más que tampoco sea gran cosa) y nos encaminamos al momento culminante de este día, gran aperitivo antes de Machu Picchu.


Llegamos a Ollantaytambo, uno de los complejos arquitectónicos más monumentales del antiguo imperio inca y uno de los pocos lugares donde los conquistadores españoles cosecharon una derrota importante.
Nos encontramos también aquí con las típicas terrazas excavadas en las laderas de las montañas para uso agrícola en esta mezcla de ciudad, templo y fortaleza que nos sorprende a cada paso que damos.


Nos explican, según puede intuirse en la foto, que en la parte de arriba a la izquierda quedan restos de un templo preincaico. Y que cuando llegaron los incas quisieron hacer el suyo por encima, pero no pudieron terminarlo.
En los alrededores podemos ver la fortaleza donde se instalaban los soldados y al lado los almacenes de alimentos que custodiaban.
Más terrazas, templos y viviendas completan el impresionante conjunto.


Y así se nos ha echado encima la hora de comer. Se ha pasado la mañana en un suspiro.
Comemos en un precioso lugar, y además comemos bien, antes de iniciar el retorno a Cuzco.
(No dejaré pasar la oportunidad de volver a resaltar lo bien que se come en este país.)
Disponemos de la tarde libre para callejear un poco por esta ajetreada ciudad. Así que nos adentramos en las abigarradas callejuelas que conducen al barrio de San Blas desde la Plaza de Armas, hacemos algunas compras y volvemos hacia el otro lado de la plaza.
Ha sido un día muy interesante, pero estamos algo cansados. Así que decidimos encaminarnos hacia nuestro hotel, que no está lejos, y reservar fuerzas para el gran día que esperamos tener mañana en Machu Picchu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario