martes, 28 de noviembre de 2017

POR EL VALLE DEL COLCA HASTA LA CRUZ DEL CÓNDOR

Hoy tendremos un día menos ajetreado en cuanto a los cambios de altitud, al menos durante la mañana que solo ascenderemos unos 200 metros.
Pero el madrugón no nos lo quita nadie porque vienen a buscarnos a las seis y media de la mañana.
Al menos hemos dormido muy bien y parece que nos hemos aclimatado adecuadamente.


Mientras esperamos, foto con un chaval que está en la puerta con su llama y al que no le gusta salir en las fotos, entra al colegio a las ocho y media y juega de portero en su equipo.
Y sin más iniciamos el recorrido de hoy, que nos llevará por el Valle del Colca, atravesando varias poblaciones, posteriormente por el cañón del mismo río hasta culminar en la Cruz del Cóndor, donde esperamos poder observar el majestuoso vuelo del ave.


El Colca fue un caudaloso río, incluso navegable, hasta que construyeron una presa para aprovechar sus aguas y quedó reducido a la mínima expresión.
En torno a él organizaron los incas todo un sistema agrícola basado en las terrazas que garantizaba su subsistencia con todo tipo de productos.


Con la Cordillera de los Andes omnipresente (la más larga del mundo), el valle se convierte en cañón constituyendo este del Colca el tercero más profundo del mundo, tras el primero, que está en China, y el segundo, en Nepal.
A cada poco nos vamos deteniendo en sucesivos miradores para contemplar el panorama que se nos ofrece hasta llegar al punto culminante en la Cruz del Cóndor, a 3.850 metros de altitud.
El entorno es espectacular pero al cabo de media hora, como el cóndor no hace acto de aparición, nuestra guía propone avanzar hacia otro mirador, a ver si tenemos más suerte. Pero tampoco. Algún avistamiento lejano y poco más.
Así que optamos por volver al primer mirador y ahora sí, por fin conseguimos presenciar el majestuoso vuelo del cóndor desde más cerca.
Tienen estas aves una envergadura de alas de unos tres metros y medio, pero poco cuerpo, lo que les impide batirlas, o sea, en realidad volar, por lo cual lo que hacen es planear aprovechando las corrientes de aire para ascender o descender. Impresionante.
Incluso cuando ya nos íbamos llega a sobrevolar nuestro microbús. Así que paramos y disfrutamos un poco más.
Retornamos por el mismo camino, deteniéndonos en algunos miradores y lugares de interés, hasta llegar a Maca, donde hacemos una parada más larga.


Damos un paseo, visitamos su iglesia, nos detenemos en los omnipresentes tenderetes de venta de recuerdos y no nos resistimos ante una lugareña que ofrece el Colca Sour, un licor del mismo tipo que aquel Pisco Sour que probamos en Lima.
Toca retomar el camino para llegar a comer otra vez en Chivay, aunque en un restaurante distinto al de ayer.
La siesta hoy nos la echaremos en el microbús camino de Puno. Tenemos por delante toda la tarde para llegar a esta ciudad a orillas del lago Titicaca.
Por el camino nos encontraremos una gran laguna llena de flamencos chilenos, volveremos a ascender hasta los 4.500 metros y encontraremos nieve en los bordes de la carretera.
El tiempo ha cambiado, ha bajado la temperatura y hacemos buena parte del camino bajo la lluvia hasta llegar a nuestro hotel, a orillas del lago, nuevamente a 3.800 metros de altitud.

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