martes, 21 de noviembre de 2017

PERÚ: RUTA ANDINA EN BUSCA DE EL DORADO

Apuramos estas últimas horas antes de partir con la ilusión de que nos espera una aventura.
Este miércoles por la noche emprendemos vuelo en dirección a Perú, mítica tierra de los incas. Será en los albores del jueves 23 de noviembre cuando aterrizaremos en Lima, la Ciudad de los Reyes fundada por los españoles en 1535. 
Iniciaremos así una ruta que nos llevará primero a la ciudad de Paracas, donde sobrevolaremos en avioneta las misteriosas Líneas de Nazca.

Tras volver a Lima, volaremos a Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú y cuna del insigne escritor Mario Vargas Llosa, desde donde nos dirigiremos al Cañón del Colca, uno de los más profundos de América, bordeando el volcán Chachani y alcanzando el Mirador de los Andes a 4.800 metros de altitud. 


Llegaremos a la Cruz del Cóndor, recorreremos el valle del Colca, deteniéndonos en varios poblados, hasta llegar a Puno. 

Al día siguiente vamos al Lago Titicaca (sí, ese que cuando estudiábamos de pequeños nos daba tanta risa), en el límite con Bolivia. Lo surcaremos en un bote a motor para visitar islas pobladas por nativos quechuas.


La siguiente etapa nos llevará a Cuzco, la antigua capital del Imperio Inca, declarada Patrimonio de la Humanidad y conocida como la Roma de América por la gran cantidad de monumentos que posee.
El siguiente día lo pasaremos en el Valle Sagrado de los Incas y al otro culminaremos en Machu Picchu.


Después del desplazamiento en un tren panorámico, donde te ayudan a combatir el mal de altura con una infusión de hoja de coca (ejem), llegaremos a la Ciudad Perdida de los Incas para recorrer sus calles, plazas y templos. Pasaremos ahí el día y pernoctaremos en el pueblo.
Y ya en el tramo final de nuestro viaje volveremos a Cuzco, al día siguiente tomaremos otro vuelo a Lima y finalmente emprenderemos el regreso a casa, a donde llegaremos en pleno puente de la Constitución.
Durante el intenso recorrido que nos espera por el sur del Perú no sé si conseguiremos encontrar El Dorado (lo que no consiguió nuestro ancestro Lope de Aguirre hace unos 500 años) pero sí esperamos vivir una especie de aventura que acabe siendo inolvidable.
Y os la contaremos.

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