lunes, 27 de noviembre de 2017

ASCENDIENDO HASTA EL MIRADOR DE LOS ANDES

Hoy es el día que iniciamos nuestra escalada a las alturas, el día en que llegaremos a lo más alto en este viaje: los 4.910 metros donde se encuentra el Mirador de los Andes o Mirador de los Volcanes, en plena reserva natural por la que campan a sus anchas llamas, vicuñas, alpacas y una gran variedad de aves que ocupan los escasos humedales existentes en la zona.


Pero antes nos queda algo por hacer: visitar la catedral de Arequipa que ayer estaba cerrada y que abre a las 7 de la mañana.
Así que son las seis y media cuando ya estamos desayunando. Qué distinta está la Plaza de Armas en esta soleada mañana de lunes, con una agradable temperatura que invita a pasear.
Pero no tenemos tiempo. Así que en cuanto abren nos dirigimos al interior de esta interesante catedral neoclásica, cuya principal curiosidad radica en que no encontramos el altar mayor al frente sino entrando a la derecha. Ello se debe a que, cuando ya tenían la parcela y el proyecto diseñado, se les negó a los arequipeños tener una catedral superior a la de Lima, que tenía mucho fondo pero poco ancho. Así que tuvieron que hacer la suya con mucho ancho pero poco fondo.


Otro detalle destacable es el impresionante púlpito en cuya base aparece una representación de Lucifer, algo nada usual.
Y llega la hora en que vienen a recogernos con un microbús en el que una docena de personas iniciaremos el periplo que nos llevará hoy por las estribaciones del altiplano peruano para bajar luego al valle del Colca, en cuya capital, Chivay, pernoctaremos, a 3.600 metros de altitud.
Por el camino ascendente la guía nos hace toda una serie de advertencias en relación con el mal de altura que iremos notando: posible sensación de mareo, cierta somnolencia, quizá dolor de cabeza... Y recomendaciones para combatirlo: aumentar el nivel de glucosa en sangre con unos caramelos (los hay de coca), beber mucha agua, tomárnoslo con calma cuando bajemos del vehículo, etc. Y, claro, las casi inevitables hojas de coca, en infusión o masticadas.


Sin casi darnos cuenta, nos situamos por encima de los 3.000 metros. El paisaje es más bien desolador por la ausencia de vegetación. Arbustos y para de contar.
Nos movemos por una carretera con gran tráfico de camiones que van y vienen de una enorme factoría de cemento situada en la zona, que produce lo que llaman cemento volcánico procedente de las cenizas que expulsan.


El panorama se anima cuando llegamos a la zona de vicuñas, que pastan tranquilamente no lejos de la carretera. Aunque conviene tener cuidado porque las vicuñas, al contrario que llamas o alpacas, son agresivas y escupen!
Cuando llegamos a un punto de avituallamiento ya hemos rebasado los 4.000 metros. Y nos proporcionan una infusión triple con varias yerbas, la de coca incluida.


Desde el lugar divisamos los tres volcanes que circundan Arequipa por un lado. El que aparece en medio de la foto parece que podría entrar en erupción en cualquier momento, pues no lo hace desde finales del siglo XV y dicen que toca cada 500 años. Así que lo tienen muy monitorizado para controlar su evolución.
Continuamos nuestra marcha ascendente pasando por el territorio de las alpacas, animales que también pertenecen a la especie de los camélidos, como camellos y dromedarios, y de los que se obtiene material para prendas de vestir y carne comestible (muy rica, por cierto).
Vamos haciendo sucesivas paradas para fotografiar el paisaje que nos circunda, impresionante pero un tanto árido por la total ausencia de árboles, y solo animado por la presencia de animales. 


También hay bastante presencia de lugareñas, casi siempre mujeres, que venden todo tipo de artículos.
Llegamos finalmente al punto culminante del día: el Mirador de los Andes o Mirador de los Volcanes, desde donde podemos contemplar todos los que se sitúan en las proximidades de Arequipa.
Estamos exactamente a 4.910 metros de altitud sobre el nivel del mar. Y se nota, a pesar de infusiones y otras artimañas.
Pero el espectáculo es impresionante. Quizá no se perciba adecuadamente en las fotos.
Ahí tenemos los seis volcanes. Los tres más cercanos a Arequipa, el Chahani, el Misti y el Pichu Pichu. Y no lejanos, los otros tres: Ampato, Sabancaya y Hualca Hualca.


El Misti es al que se supone que ya "le toca" entrar en erupción y el Sabancaya es el que está en medio de los otros tres y no deja de echar humo y cenizas.
Va siendo hora de comer cuando reanudamos nuestro camino hacia la meta final del recorrido de hoy: la pequeña ciudad de Chivay, donde comeremos, pasaremos la tarde y pernoctaremos a 3.600 metros.
Después de comer hay una opción de aguas termales que abundan por aquí, producidas, obviamente, por los volcanes, pero nosotros optamos por descansar en el hotel y dedicar la tarde a la lectura como terapia recuperadora. 
Estamos en una especie de casa rural formada por algo así como bungalows o cabañas independientes.
Se nota la altitud. Alguna ligera sensación de mareo, cierto dolor de cabeza... Al andar deprisa hay algún jadeo...
Pero se pasa. Y, por supuesto, no renunciamos a nuestra cena, aunque nos han recomendado que lo hagamos con moderación pues, en caso contrario, tendríamos dificultades para dormir, dado que en altura se dificulta la digestión.
Somos obedientes pero damos buena cuenta de unos pequeños filetes de alpaca a la parrilla que están deliciosos, una carne tierna y sabrosa.

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